
Del Valle de los Ángeles, sitio donde descansaban los colonos, al municipio de Lebrija
El actualmente municipio de Lebrija, perteneciente a Santander, fue fundado por el conquistador alemán Ambrosio Alfinger, en el año 1529. Un conquistador que se caracterizaba por su genio y malos tratos hacia esclavos africanos y los indígenas Guane; estos últimos, ante el maltrato del conquistador, y de la mano con los indios Chitareros, lo asesinaron con una flecha envenada que atravesó su garganta. Hecho que ocurrió en su segunda venida a Santander, luego, pretendiendo escapar fallece en Chinácota.
En tierras aledañas al Valle de los Ángeles, donde actualmente está Lebrija, se situaban los pobladores de Cantabria, y el camino de Tirabuzón, un pequeño corredor que transitaban los europeos mediante los caminos reales entre Bucaramanga y los ríos de Lebrija, Sogamoso y Magdalena. Posteriormente este Valle, fue apetecido por los oriundos de Cantabria y españoles para descansar de las arrierías.
El Valle de Los Ángeles era un llano con una pequeña depresión, rodeada de 4 colinas: El Pórtico, La Loma de la Cruz, Bella Vista y La Loma de Cometas; por allí pasaban la quebrada Las Raíces, y cuatro afluentes, un lugar de ensueño que dio vida al nombre del Llano de Los Ángeles y Campoalegre.
Cantabria fue un poblado inmerso en el olvido, data de la primera mitad del siglo XIX, las cosas hechas con tejas españolas y tierra pisada, donde se asentaron algunos españoles como don Gorgonio González, Gregorio Rueda, Celedonio Pinilla , Martín Hernández, Jerónimo Mantilla, el padre Antonio Martínez Trillo, entre otras 8 familias. Estas familias luego se trasladaron al Valle de Los Ángeles y más adelante algunos oriundos de Girón, Bucaramanga, Betulia y Zapatoca.
Las familias que se trasladaron al Valle de los Ángeles tenían negocios de hospedaje con pesebreras, guaraperías, fábricas de cigarro, herrerías, silleterías y tiendas de víveres. Los negocios se extendieron por Santander, por Zapatoca, San Vicente, llegaron a la provincia Guanentá y se internacionalizaron, llegando a España, Inglaterra y Alemania.
El valle o Llano de los Ángeles aumentó con el número de habitantes, siendo en 1871 más de 1700 personas y cinco años más tarde, en la Ley 16 del 3 de octubre de 1876, se recalcó la importancia del municipio y se constituyó como capaz de sostener una administración propia.
El nombre de Lebrija fue un homenaje a un español, Antonio Martínez Cala, mejor conocido como Elio Antonio de Lebrija, quien amaba su patria española. Pese a que, se cuenta que nunca estuvo en tierras santandereanas, el nombre se le coloca por su nieta Ana Lebrija de Alfaro, hija de Bartolomé Lebrija, quien fue hijo de Elio Antonio.