
La angustia vuelve a apoderarse de varias familias del Catatumbo ante una alarmante racha de secuestros que revive uno de los flagelos más dolorosos y persistentes para los habitantes de esta región del nororiente colombiano.
En las últimas horas se conoció el plagio de Pablo Elí Rizzo Jiménez, agricultor de 62 años, quien fue obligado a abandonar su finca el pasado viernes por hombres armados. El hecho ocurrió en el sector conocido como La Trampa del Zorro, en la vía que conduce al corregimiento de Aguas Claras del municipio de Ocaña. Desde entonces, sus familiares desconocen cualquier información sobre su paradero.
A este caso se suma el secuestro del comerciante Alvaro Antonio Páez Ortiz, de 43 años, ocurrido el sábado 11 de octubre en jurisdicción de La Playa de Belén. “Toño”, como es conocido en la región por su actividad en la producción de pan en Ocaña y Ábrego, fue interceptado en la vía nacional Ocaña–Ábrego por sujetos armados. Su vehículo, un automóvil de placas LZK 616 de Villa del Rosario, fue hallado abandonado en la carretera.
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Estos hechos reavivan el drama que ya viven otras familias víctimas del secuestro en Norte de Santander y sur del Cesar. Continúa sin rastro Brayan Forero, plagiado en Aguachica el 15 de mayo; así como Clara Elena Serrano Pinilla, secuestrada el 8 de mayo en el corregimiento de Guamalito, en El Carmen, cuando buscaba la liberación de su hermano. Tampoco se conocen noticias del ganadero y abogado Sanín Antonio Mena Pérez, desaparecido desde el 26 de mayo de 2023, cuando tenía 86 años.
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A este panorama se suma una reciente denuncia por la presunta retención de un conductor de tractocamión en el sector de Las Indias, sobre la vía Sardinata–Ábrego. El vehículo fue encontrado en el lugar y, según versiones preliminares, se habría realizado una exigencia económica.
La comunidad exige acciones urgentes y efectivas para frenar esta cadena de secuestros que azota nuevamente a la región y mantiene en vilo a numerosas familias que hoy claman por la libertad de sus seres queridos.