La contaminación del aire en Bucaramanga causa 197 muertes en un año, según estudio de la UIS
Bucaramanga, la capital del departamento de Santander, enfrenta una crisis de salud pública alarmante. Un reciente estudio del departamento de Salud Pública de la UIS ha revelado que, en el último año, se han registrado 197 muertes atribuibles a la mala calidad del aire.
Esta cifra representa un aumento notable en comparación con 142 muertes reportadas en 2023, lo que indica un deterioro progresivo en la salud de los habitantes.
La contaminación del aire en Bucaramanga se ha convertido en un tema de preocupación creciente. Factores como el tráfico vehicular, la actividad industrial y la quema de residuos contribuyen significativamente a la mala calidad del aire.
Los contaminantes, como el material particulado (PM2.5 y PM10), son especialmente dañinos y tienen efectos adversos en la salud respiratoria y cardiovascular de la población.
Los resultados del estudio son alarmantes y exigen una respuesta inmediata de las autoridades locales y regionales. La comunidad científica ha advertido que la exposición prolongada a estos contaminantes puede llevar a enfermedades crónicas, aumentando así la mortalidad. La situación se agrava en épocas de sequía, cuando los niveles de contaminación tienden a elevarse.
Laura Andrea Rodríguez Villamizar. directora de la investigación de la UIS, indica que este deterioro en la calidad del aire es un claro indicador de los desafíos ambientales que enfrenta la ciudad, “cuando nosotros hablamos de contaminación en las ciudades sabemos que en Bucaramanga y en el área metropolitana que la principal fuente de contaminación son las fuentes móviles, como los buses, motos, y nosotros lo que hicimos fue subirnos a un bus con nuestros equipos a una ruta que se hace por la carrera 27, carrera 33, pero al mismo tiempo nos montamos en un bus de servicio urbano, en un carro de transporte informal (particular)”.
Añadió la investigadora “Lo que encontramos es que las concentraciones a las que estamos expuestas las personas cuando vamos en un bus de transporte público, son buses antiguos, con una tecnología atrasada, comparado con un carro informal, respiramos dos veces más concentraciones de contaminantes y si lo comparamos con un carro particular que no era un vehículo eléctrico, un carro no tan nuevo, de los que circulan en el área metropolitana de Bucaramanga, es cuatro veces más, entonces lo que estamos haciendo nosotros es ponerle números a lo que intuitivamente conocemos, pero creemos que es importante visibilizar realmente el riesgo que significa mantener este rol del transporte público y de la movilidad en Bucaramanga, que está afectando la salud pública y lo podemos cuantificar”.
Además, la falta de políticas efectivas y de infraestructura adecuada para el control de la contaminación agrava el problema. Los ciudadanos de Bucaramanga han expresado su preocupación, demandando acciones concretas que aborden la crisis de salud pública.
“Es fundamental que se implementen medidas que reduzcan las emisiones contaminantes y promuevan un ambiente más saludable, por tanto las autoridades deben considerar iniciativas como el fomento del transporte público, la regulación más estricta de las industrias y la creación de espacios verdes. Estas acciones no solo contribuirían a mejorar la calidad del aire, sino también a elevar la calidad de vida de los habitantes de Bucaramanga” señalan usuarios consultados.
La educación ambiental también juega un papel crucial en la solución de esta problemática. Informar a la población sobre los riesgos de la contaminación y fomentar prácticas sostenibles son pasos necesarios para crear conciencia y promover un cambio positivo.
En conclusión, Bucaramanga se encuentra en un momento crítico que requiere atención urgente. Las 197 muertes atribuibles a la contaminación del aire son un llamado a la acción para todos los sectores de la sociedad. Con un enfoque colaborativo y decidido, es posible mitigar este problema y proteger la salud de todos los ciudadanos.