En medio de la víspera de Año Nuevo, o también llamada Nochevieja, Santander se transforma en un mosaico cultural vibrante, donde las costumbres y tradiciones ancestrales se combinan con las influencias nacionales e internacionales.
Con sus 87 municipios, cada rincón del departamento tiene un sello único en cuanto a las festividades, adaptando prácticas comunes en Colombia y el mundo a lo local.
Mientras en muchas partes del país se siguen rituales o costumbres que ya están estandarizadas o aceptadas socialmente, en Santander se le añade un toque autóctono que resalta la identidad santandereana, haciendo de la última noche del año un momento de unión familiar, celebración, amistad, comida típica y la expectativa por el Año Nuevo.
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En municipios como Vélez, Barbosa o San Gil, las tradiciones varían sutilmente, enriqueciendo el festejo con elementos propios.
Por ejemplo, en lugar de las típicas 12 uvas que se consumen en España y partes de Latinoamérica, incluyendo a Colombia, para pedir deseos por cada mes del año que llega, algunos santandereanos optan por reemplazar las uvas por mamones o mamoncillos, una fruta tropical abundante en la región, sin perder la esencia de la tradición.
Gastronomía
Las cenas familiares, punto central de la noche, se hace con productos típicos propios de la gastronomía santandereana.
No faltan el bocadillo veleño o la hormiga culona como aperitivo o postre, y en la cena de Nochevieja, en muchos casos se reemplaza el tradicional pavo con puré de papa, por platos insignia de la comida de Santander, como la carne oreada, el cabro con pepitoria, el tamal santandereano, y por supuesto preparaciones que hacen parte de la cultura gastronómica colombiana, como la lechona o el arroz con pollo.
Estos platos, acompañados de pan con queso, convierten la mesa en un homenaje a la tierra fértil de Santander, fusionando lo festivo con lo cotidiano, celebrando sin dejar de lado las raíces y la historia del departamento.
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Los agüeros
Un aspecto esencial de estas festividades son los agüeros o creencias populares, cargados de simbolismo y transmitidos de generación en generación.
Estos rituales buscan atraer buena fortuna, amor y en general, cosas positivas para el año entrante, en este caso, para el año 2026.
Tradiciones como tener granos de lentejas o arroz en los bolsillos durante la medianoche, buscando prosperidad económica y abundancia, o caminar alrededor de la cuadra con maletas vacías, invocando una temporada llena de viajes y nuevas experiencias, entre muchas otras costumbres que pueden variar según el municipio e incluso según cada familia.