El tratamiento en los bebés.
El tratamiento en los bebés.
Cortesía Clínica Foscal
19 Ago 2025 09:17 AM

La Clínica Foscal ofrece novedoso tratamiento sin cirugía para bebés con pies torcidos

Diana
Cabrera
El tratamiento del pie equinovaro congénito, ofrece a los pequeños pacientes una posibilidad efectiva para su recuperación.

Cada año, cientos de familias colombianas reciben la noticia de que sus bebés nacerán con pie equinovaro congénito, una deformidad en la que los pies apuntan hacia abajo y giran hacia adentro. 

Según los especialistas se estima que en el país tres niños nacen diariamente con esta condición, que afecta aproximadamente a uno de cada mil recién nacidos en el mundo.

Aunque se trata de un diagnóstico que puede realizarse en etapa prenatal, en varias regiones de Colombia aún se detecta tarde, lo que en el pasado derivaba en cirugías invasivas y secuelas permanentes. 

Sin embargo, hoy las familias cuentan con una alternativa efectiva y menos traumática: el método Ponseti, implementado desde hace un año en la Clínica Foscal a través de su unidad especializada.

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El médico Luis José Céspedes, ortopedista pediatra de la Foscal y especialista en el procedimiento, explica que este método revolucionó la manera de tratar la malformación. 

“Consiste en manipulaciones suaves del pie, yesos progresivos y una pequeña intervención ambulatoria en el tendón de Aquiles. Posteriormente, los niños usan férulas nocturnas hasta los cinco años para evitar recaídas. El éxito del tratamiento, cuando se cumple a cabalidad, supera el 98 %. Lo más importante es que no deja cicatrices, evita la rigidez articular y permite a los niños tener una vida normal, incluso practicar deporte sin limitaciones”, afirma Céspedes.

Destacó que el proceso completo dura entre dos y tres meses en su fase activa, seguido de un acompañamiento constante para garantizar resultados definitivos.

Desde la apertura de la Clínica Ponseti, más de 80 familias de Santander, Magdalena Medio, Sur de Bolívar y Arauca han accedido a este tratamiento. 

Según la Foscal, el 80 % de los pacientes pertenece al régimen subsidiado o contributivo, lo que ha permitido ampliar la atención a comunidades que antes carecían de opciones especializadas.

“El papel de la Foscal ha sido clave para que familias rurales, sin barreras económicas ni geográficas, encuentren una solución a tiempo. Incluso, madres que pensaron en abortar tras un diagnóstico prenatal han cambiado de decisión al saber que sus hijos podrán caminar, correr y bailar como cualquier niño”, señaló el especialista.

La unidad de la Foscal fue diseñada como un espacio tranquilo y exclusivo para bebés, lejos del ambiente de las salas de urgencias. Allí, un equipo entrenado en el método Ponseti acompaña cada etapa del tratamiento. Además, la institución hace parte de la red nacional de 22 clínicas Ponseti en Colombia, con acceso al banco de férulas gestionado por la Sociedad Colombiana de Ortopedia Infantil, en alianza con Rotary Internacional y la University of Iowa, donde se desarrolló originalmente el método.

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El pie equinovaro congénito no impide alcanzar grandes logros si se trata a tiempo. Ejemplo de ello son la patinadora olímpica Kristi Yamaguchi, el futbolista argentino Leo Suárez y el exbeisbolista estadounidense Freddy Sánchez, quienes nacieron con esta condición y hoy son referentes en sus disciplinas.

Así como ellos, los niños atendidos en la Foscal tienen la posibilidad de un futuro sin limitaciones. 

“Este tratamiento cambia la vida del niño y la dinámica familiar. La misión es mostrarles a los padres que sus hijos podrán vivir plenamente”, concluye Céspedes.

Con la consolidación de este programa, la Foscal no solo corrige una malformación física: devuelve esperanza y asegura que los primeros pasos de muchos bebés sean el inicio de una vida normal y sin barreras.

 

¿Qué es el pie equinovaro congénito?

Se trata de la deformidad congénita (el pie apunta hacia abajo y gira hacia adentro), que afecta aproximadamente a 1 de cada 1.000 recién nacidos vivos en el mundo. De acuerdo con el doctor Céspedes, en Colombia se estima que nacen tres bebés cada día con esta condición. En la mitad de los casos, el problema se presenta en un solo pie; en la otra mitad, afecta a ambos.

El especialista explica que el pie equinovaro se detecta desde el nacimiento, y en muchos casos incluso antes, gracias a las ecografías realizadas entre la semana 18 y 24 de gestación. Sin embargo, —comenta— a pesar de ser completamente tratable, en algunas regiones de Colombia aún se diagnostica tarde, lo que deriva en adultos con secuelas que pudieron ser evitables.

En este sentido el rol de la Foscal ha sido clave, puesto que el 80 por ciento de sus pacientes pertenecen al régimen subsidiado o contributivo, y una cuarta parte proviene de zonas rurales o municipios (de Santander, Magdalena Medio, Sur de Bolívar y Arauca), donde este tipo de atención especializada no existe y han podido acceder al tratamiento sin barreras económicas ni geográficas.

Así, desde el área de obstetricia de esta institución se identifica la condición a tiempo y se articula con el ortopedista pediátrico para iniciar el tratamiento apenas nace el bebé.

 “Mamás que han pensado en abortar cuando conocen el diagnóstico prenatal cambian de decisión al garantizarles que su bebé va a estar bien, que puede tener una vida normal e incluso ser un deportista, todo se transforma”, dice Céspedes.

Recalcó que el tratamiento en Clínica Ponseti de la Foscal propuso otro camino: un tratamiento no invasivo basado en manipulaciones semanales suaves del pie, seguidas de la aplicación de yesos progresivos. En promedio, se utilizan de 4 a 6 yesos. Luego se realiza una pequeña intervención ambulatoria —la tenotomía del tendón de Aquiles—, y el niño usa una férula especial que garantiza que el pie mantenga su forma corregida.

El tratamiento completo dura entre 2 y 3 meses en su fase activa. Luego, el uso de férulas durante la noche, hasta los 5 años, evita recaídas. El éxito del procedimiento —cuando se sigue correctamente— supera el 98 por ciento. Y lo más importante: permite a los niños llevar una vida plena, sin cicatrices visibles ni limitaciones funcionales.

“Este tratamiento cambia la vida del niño y la dinámica familiar. Cuando los padres llegan, a veces lo hacen con angustia, sin saber que esto tiene una solución efectiva, sin cirugía, y con un pronóstico excelente. Nuestra labor es acompañarlos desde el principio y demostrarles que su hijo o hija va a poder correr, caminar, bailar, hacer deporte”, explica Céspedes.