Empleados de la Electrificadora de Santander inician asamblea permanente ante descontento laboral
Los trabajadores de la Electrificadora de Santander, filial del Grupo EPM, han decidido declararse en Asamblea Permanente debido a la falta de avances en las negociaciones con la dirección de la empresa.
Tras semanas de intentos fallidos de diálogo, los empleados han optado por esta medida como una forma de expresar su descontento y evaluar la posibilidad de una huelga, un paso que será liderado por la organización SINTRAELECOL, que representa a los trabajadores del sector eléctrico en Colombia.
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La decisión de entrar en Asamblea Permanente surge de la frustración acumulada, ya que durante las sesiones de arreglo directo, la delegación sindical presentó de manera exhaustiva los puntos del pliego de peticiones. Sin embargo, la respuesta de la empresa fue cerrada, negándose a discutir los contenidos y escudándose en regulaciones previas para eludir su obligación de negociar de buena fe, según lo declarado por Carlos Roncancio, Representante Legal de los Trabajadores.
Esta falta de diálogo por parte de la Electrificadora de Santander no solo es un incumplimiento de los derechos laborales, sino que también contraviene la Constitución Política de Colombia y los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que garantizan derechos fundamentales para los trabajadores. Es particularmente preocupante que una empresa pública, que debería ser un modelo de respeto a estos derechos, esté actuando de esta manera.
La Electrificadora emplea a aproximadamente 1.200 trabajadores directos, además de más de 3.500 empleados vinculados a través de esquemas de intermediación laboral, que han sido objeto de cuestionamientos judiciales. Estas prácticas laborales han contribuido a la precarización del trabajo y a la vulneración de derechos, lo que plantea serias dudas sobre la ética y la responsabilidad social de la empresa.
Ante este contexto, los trabajadores han comenzado a organizar asambleas permanentes para discutir las acciones a seguir, incluida la posibilidad de movilizaciones y huelgas. Esta respuesta colectiva es un reflejo de la falta de negociación real y del cierre de diálogo por parte de la empresa, que ha llevado a los empleados a considerar medidas más drásticas para hacer valer sus derechos.
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Es importante destacar que el conflicto en la Electrificadora de Santander no es un caso aislado, sino que representa una tendencia más amplia de prácticas empresariales que afectan a la clase trabajadora en Colombia. Este tipo de situaciones socavan no solo los derechos laborales, sino también los principios de democracia y diálogo social, fundamentales para una sociedad justa.
Los trabajadores han manifestado su disposición a dialogar de manera respetuosa, pero advierten que, si los directivos continúan reacios a entablar conversaciones constructivas, el conflicto podría escalar. La falta de voluntad para negociar podría tener repercusiones graves no solo para los empleados, sino también para la comunidad a la que sirven, poniendo en riesgo la continuidad del servicio eléctrico.
El respaldo de otras organizaciones sindicales a nivel regional y nacional ha sido un factor crucial en esta lucha. La solidaridad entre los sindicatos es fundamental para fortalecer la defensa de los derechos laborales y humanos en el país. La unión de esfuerzos es esencial para enfrentar las injusticias y lograr un cambio significativo en las condiciones laborales.
Finalmente, los trabajadores hacen un llamado a la ciudadanía y a las autoridades para que estén atentos al desarrollo de este conflicto. La lucha por los derechos laborales es una lucha por la dignidad humana y el bienestar colectivo, y es responsabilidad de todos contribuir a la construcción de un entorno laboral más justo y equitativo.